COLEGIATURA__Juan_José_Cadavid

Conoce un poco de la historia de la vida del Director de la Escuela del Pensamiento Creativo de Colegiatura.

Juan José Cadavid, es Diseñador Gráfico, especialista en Intervención Creativa, Magister en Estudios Humanísticos y Doctor en Humanidades. “Mientras estaba haciendo mi pregrado me interesé por otras disciplinas como la educación, la arquitectura y el diseño de modas, además participé en varios proyectos vinculados a estas áreas del conocimiento, por lo que enfoqué mi trabajo de grado en el diseño gráfico para la educación”.

Cuando salió de la universidad, empezó a ejercer en una empresa dedicada a las confecciones en la ciudad como diseñador gráfico, pero con el tiempo se fue involucrando en otros procesos trabajando conceptualmente en colaboración interdisciplinaria con el equipo de las diseñadoras de modas, el diseño de accesorios y el diseño de espacios para el montaje de experiencias en los puntos de venta, los showrooms y los desfiles.

Mientras que estaba trabajando en otras empresas, contó con la oportunidad de ingresar a Colegiatura en el año 2005 como docente inicialmente de cátedra, luego medio tiempo y finalmente facilitador de Diseño Gráfico y Diseño de Modas, además, realizar la Especialización en Intervención Creativa de la Institución. “En el desarrollo del posgrado, me interesó interrogar los procesos de creación colectiva urbana interdisciplinarios, por lo que trabajé en con un colectivo llamado 4 ojos, ellos realizaban fiestas e intervenciones en casas de la ciudad que estaban a punto de demoler donde participan artistas, arquitectos, diseñadores gráficos y de modas, teatreros, grafiteros, artistas plásticas y una gran gama de jóvenes y profesionales dedicados a ramas creativas. La dinámica consistía en trabajar durante toda la semana en las casas interviniéndolas desde sus conocimientos y el hacer y en el último día realizaban una fiesta abierta al público que se llamaba 4 ojos, con música y conciertos de bandas, era un asunto desde lo clandestino con una apuesta política”.

Su trabajo de grado de la especialización lo realizó con los colectivos en una intervención con los habitantes del morro de Moravia motivado por su vinculación a los procesos sociales: “por una adecuada utilización del suelo, el barrio se desintegra con una reubicación de las personas que vivían allá con unas condiciones de vida distintas y el tejido social del barrio desaparece; por lo que quisimos desde el colectivo con diferentes artistas incluyendo cocineros de Colegiatura, reconstruir las redes sociales que se daban en el barrio e invitar a las personas del morro a revivir su realidad en una fiesta, con las recetas típicas de la zona y los modelos de las casas con planos y materiales de desechos”.

Al realizar su trabajo de grado quedó con el interrogante de ¿cuál era el origen de este tipo de manifestaciones culturales y artísticas? “más que rutas claras, tenía muchas preguntas, entonces me preocupé por buscar el antecedente de este tipo de manifestaciones artísticas a nivel global, por lo que decidí hacer una Maestría en Estudios Humanísticos en la cual enfoqué mi tesis precisamente en ese interrogante, en la cual descubrí los antecedentes en términos de arte relacional o estética relacional y de manifestaciones colaborativas que intervenían el espacio urbano, público y privado de manera interdisciplinaria”.

Cuando estaba terminando su Maestría le surgió otro interrogante ¿cómo llegaron y cuál fue el proceso de este tipo de manifestaciones artísticas a Colombia?, por lo que decidió hacer un Doctorado en Humanidades “en el transcurso de la investigación me encontré con que el grupo de los Nadadistas de Medellín y Cali (movimiento filosófico de Gonzalo Arango) tenían que ver mucho con esos orígenes y me di cuenta que la literatura se volvió un vehículo fundamental para que a través de ella, entraran todas esas tendencias y corrientes vanguardistas a América Latina y específicamente a Colombia que llevaron a desarrollar las artes visuales de orden relacional, conceptual y societal a través de prácticas que en su momento se llamaban escándalos y que hoy podemos entender como performance o prácticas artísticas, productos de unos comportamientos estéticos y artísticos que en sus inicios no eran entendidos y que hoy al hacer una lectura re histórica de ellos se da una validación a un movimiento literario.

En esa investigación descubrí al artista Amilcar Osorio, escritor, poeta, dibujante, pintor y escultor que desarrolló un comportamiento estético maravilloso, el cual se volvió fundamental dentro de mi proyecto de la tesis del doctorado, porque descubrí un archivo inédito que revitalizó la obra del artista y realicé un acompañamiento en el texto literario”.

Ingresó nuevamente a Colegiatura en el año 2016 en la parte administrativa para desarrollar la Escuela del Pensamiento Creativo “antes de regresar a La Cole pasé por otras universidades, proceso que hizo enriquecedor mi experiencia, pues tuve la oportunidad de vivir otras metodologías educativas; estando nuevamente en Colegiatura me incorporó en lo que en su momento era una subdirección en creatividad para empezar a estructurar la Escuela del Pensamiento Creativo, la cual al día de hoy ya se encuentra estructurada y lidero desde la dirección.

Yo creo que los proyectos de vida y los proyectos de vidas como Colegiatura, se van encontrando, probablemente yo por mi construcción como persona tendría que generar ajustes muy drásticos para desarrollar un proyecto como este en otra universidad, sería muy inviable; como Ser Humano creo que lo que he hecho es venir construyendo mi Perfil Original en función de esas búsquedas que estoy seguro que aún no han terminado, lo que me alegra mucho, por lo que construir un Perfil Original no es un producto terminado, siempre es un proceso”.

Para Juan José no es coincidencia que su proyecto de vida se haya entrelazado con su paso por La Cole. “Cada vez que uno cierra ciertos ciclos, se permiten nuevos aprendizajes pero también se plantean retos y preguntas que te estimulan a seguir expandiendo el potencial humano en cualquiera de las áreas de manifestación, por lo que siento que mi construcción de vida es muy coherente con la propuesta del pensamiento Colegiatura, en el sentido de lo que queremos precisamente desde la Institución es generar una postura y una construcción que permita que cada individuo se transforme en función de lo que la vida le va exigiendo o regalando, ya que un ser unidireccional no tiene sentido para mí, ni para la institución en cuanto al proyecto de educación, porque las lógicas de formación interdisciplinares cada vez están más abiertas y permeables a ser intervenidas por otras disciplinas y saberes.

En mi doctorado hablaba de un arte impuro, de la impureza como un valor natural, como algo positivo porque creemos que lo impuro está en el lado de lo negativo, pero para mí es algo maravilloso y pienso que cada vez los procesos de formación tienen más de eso, más de contacto, de afección y contaminación con el saber del Otro, precisamente esa intervención del conocimiento permite potenciar las capacidades que hacen posible la expansión del Pensamiento Creativo”.

Juan José lleva una vida tranquila con su esposa en la zona rural del Retiro “estamos muy felices viviendo en el campo, este año ha sido muy importante en términos de transformaciones personales, me gradué, me casé y me fui a vivir al campo; para mí, ha sido un descubrimiento maravilloso, vivir allá me ha conectado con la naturaleza de otra manera.

Creo que me he transformado mucho en los últimos años, no solo a raíz de los acontecimientos académicos y personales, sino también en términos espirituales y relacionales, yo creía que era una persona de mal genio y no quiere decir que en ocasiones me comporte así, pero he aprendido que esa estrategia no me genera nada, ni me hace feliz, todo lo contrario me complica la vida, por lo que he aprendido a desprenderme de ese tipo de comportamientos y tratar de una forma más positiva los tropiezos y las dificultades, lo que me ha ayudado a crecer profesional, personalmente, relacionalmente, íntimamente y banalmente, lo cual es muy importante para mí y estoy seguro de que Colegiatura es fundamental en ese proceso, el momento de irme y volver fue muy enriquecedor porque me hizo ver las cosas buenas que tiene La Cole y que ya no estaba viviendo en mi ejercicio profesional como la educación tradicional y las formas de relacionamiento con las personas, cuando regresé encontré una Colegiatura más cambiada y transformadora, lo que me permitió integrarme más fácil y absorber las enseñanzas del pensamiento institucional, desde aprender a asumir las responsabilidad no como un reto, si no como una posibilidad de aprendizaje que ha sido fundamental en mi tranquilidad y en mi auto reconocimiento”.